martes, 9 de febrero de 2010

VARANASI

4 Febrero
Varanasi o Benarés, la morada de Shiva, un lugar capaz de despertar la espiritualidad dormida en el interior de cualquiera.
Bulliciosa y mística, profunda y contradictoria, la sagrada ciudad del Ganges con su naturalidad frente a la vida y la muerte, es una de las experiencias que agradezco no haberme perdido.
Varanasi tiene 90 Ghats o escalinatas de piedra que bajan hasta el Ganges, a lo largo de 5 Km. donde se asoman ashrams, templos y antiguos palacios.
Animados por santones con sus estrafalarios maquillajes y vestimentas que se pasan el día entre oraciones y poses ante los turistas para sacar algunas rupias; peregrinos de todas partes de India para bañarse en el río como acto de purificación; búfalos y vacas por doquier, mendigos y pedigüeños, niños jugando al cricket o volando cometas y por supuesto turistas, los grupos organizados mas incómodos por la manada de golpe y los libres que se integran perfectamente con el medio, sobre todo porque aquí en Benarés, vienen muchos practicantes del hinduismo, claramente perceptible por sus actitudes e imagen y por otra parte, músicos para aprender a sonar el sitar, las tablas, etc.
Varanasi lo encuentro un buen lugar para despedirme de la India, el Ganges a pesar de estar cuestionada la salubridad de sus aguas, muy contaminadas debido a los vertidos de cloacas e industrias, es un río lleno de vida, donde miles de personas beben de ellas cada día sin problema.
Varanasi es para los hindúes el lugar mas propicio para morir, puesto que arrojar las cenizas de los difuntos al sagrado Ganges certifica para ellos la liberación del ciclo de la vida y de la muerte.
Estábamos paseando de noche por las orillas del río y sin pretenderlo, nos encontramos con uno de los Ghats que se utilizan para las cremaciones, fue impresionante, había como doce hogueras ardiendo, unas solo las brasas, otras en plena combustión y otras con el difunto recién colocado sobre la pira cubierto de seda brillante, rojo y dorado; sus familiares alrededor vestidos de blanco y el personal encargado de dichas labores acarreando troncos, dando voces a unos y a otros, perros encenizados desenterrando algún hueso que hubiera quedado, vacas y cabras comiéndose los collares de flores de los difuntos, hombres recogiendo en canastas las cenizas recién acabada la cremación, aun calientes para llevarlas a la orilla, lavarlas y colarlas para encontrar alguna joya o diente de oro que llevara el cadáver, olor y mas olor,…..un espectáculo dantesco.
Si impresionante es la cremación, lo es aun mas, bajo mi puno de vista, todo el entorno del Ghats, callejuelas súper oscuras con montones de leños ordenadamente apilados, hombres con grandes romanas pesándolos, huecos levemente iluminados donde venden mercancías propias para las ceremonias, puestos de chai (te con leche), pequeños santuarios donde los rezos y cantos no cesan y un no parar de pasar grupos de hombres repitiendo frases en voz alta, portando sobre los hombros nuevos cadáveres tumbados sobre parihuelas con forma de escaleras de grueso bambú verde, para ser incinerados, es decir, toda la parafernalia y el negocio que conlleva la muerte.
Se dice que el hombre mas rico de Varanasi es un paria o intocable que vendía madera para las cremaciones.
Creo que por hoy ya esta bien; muchas son las impresiones, pero me acuesto con sensación de normalidad, de aceptación natural a todo lo que mis sentidos van absorbiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario