13,14,15, 16 y 17 Febrero
Viaje a Goa, Anjuna y regreso a España
El primer día fué otro de los días de tránsito, primero tren hasta la estación Vasco de Gama y seguidamente autobús para Pajim (Panaji), la capital de Goa con un ancho río navegable con abundantes estilosos barcos Casino y barrios coloniales portugueses con casas preciosas y por supuesto iglesias. Desde aquí otro bus para Mapusa, pueblo del interior de donde parten autobuses para los distintos pueblos costeros de la zona, en nuestro caso a Anjuna.
Este es un pueblo famoso por los hippies de los sesenta, un poco deslavazado, donde quitando un cruce de carretera lleno de tiendas y restaurantes, lo demás es campo tropical y casas distribuidas anárquicamente entre el verdor, un poco mas allá por estrechos caminos llegamos a las playas con chiringuitos alineados emitiendo música Trance Goa y jóvenes sobre todo de Rusia, mochileros y neo hippies dándole al body, a la birra y a las drogas, todos con motos de alquiler para arriba y para abajo dando por saco y rompiendo la tranquilidad del lugar.
En principio nosotros disfrutamos de días tranquilos en una playa un poco mas alejada del bullicio, donde la paz y el relax eran posibles.
Llegó el miércoles día 15 y las grandes explanadas en torno a la playa se llenó de un macro mercado con todo tipo de productos, esto atrae a cientos de turistas de otros lugares de Goa, creando un ambiente festivo, con vacas decoradas, mujeres de una tribu con vestimentas preciosas y recargadas como cíngaras portando canastos de frutas sobre la cabeza, titiriteros y acróbatas.
Nosotros dijimos, éste es nuestro día y tras recorrer el mercado y hacer no pocas compras nos entregamos de cuerpo alma a la fiesta, tomando cervezas y mas cervezas en chiringuitos con música en vivo y ambiente variado. Llegó la noche y nosotros seguíamos, sin comer y dándole al “pinpiribinpinpin” hasta regresar a casa sin conseguir encontrar la línea recta en el camino, mas bien como en la Yenca, “izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un dos tres”.
Fue como nuestra despedida y la única marcha de todo el viaje.
Al día siguiente nos fuimos a visitar la capital de Goa, Pajim y por la tarde vimos el atardecer y cenamos en un precioso local construido con una estructura de troncos largos, creando habitáculos hasta tres de altura, con telas como cerramientos y colchonetas con cojines en el suelo, donde te puedes tomar una copa, comer e incluso dormir.
“Tantra” es su nombre y tras cenar ricamente un pescado al estilo Tandoore (macerado en yogurt con especias y al horno de barro), nos despedimos de la playa, de Anjuna y de la India.
Hoy, que estoy escribiendo este relato, partiremos en tren hasta Mumbay, de allí volaremos a Londres, Madrid y Almería, toda una larga jornada de regreso que permitirá ir adaptándonos otra vez a Occidente.
Querido blog que me acompañas en mis viajes, también me despido de ti hasta el próximo que espero sea pronto. Hasta luego.