viernes, 29 de enero de 2010

PUSHKAR

28 Enero
Pushkar, es una pequeña ciudad entre las cinco mas sagradas de la India, tiene un lago en el centro de ella, esta rodeado por 500 templos blancos y 52 Ghats (escalinatas que bajan hasta las aguas), uno por cada maharajá de Rajasthan.
La ciudad de Pushkar, sede del único templo dedicado a Brahma en toda la India, tiene un problema; su lago esta seco, lleva cinco años sin llover, a pesar de eso, son tan devotos que siguen haciéndole ofrendas cada mañana y cada atardecer echándole pétalos de rosas y bañándose para conseguir la salvación eterna en las contadas pozas y charcos que quedan.
Y por mas que recen y realicen cantos Brahma, el Creador de todo el Universo, no les concede ni un “chirimiri”, estos son como aquellos de “Viva el Betis man que pierda”, y es así de increíble la India, la autenticidad de los hindúes, su ingenuidad y desapego, su hospitalidad y tolerancia, su amor a la familia y su alegría por la rutina cotidiana, hacen a este país diferente y especial, sobre todo para los que lo vemos desde fuera.
Estoy convencido de que volveré.
Aparte del Templo de Brahma que es el único que podemos visitar los extranjeros, la ciudad se centra en una larga calle que rodea al lago sagrado maciza de tiendas, tenderetes, templos y mas templos, grandes, pequeños, minúsculos, baretillos de zumos, lassis (batidos de yogurt con frutas), macedonias con muesli y miel…donde se aglutinan los guiris-hippies, comedores de cocina hindú, donde los fritos y amasijos vegetarianos lo hacen cara al publico (estos, bastante guarros), puestos de libros y música, que suena por todo ese ambiente cargado de viandantes, vacas, perros y nada de vehículos, solo bicis y algunas motos, ya la zona es peatonal; una idea maravillosa.
Las ceremonias se suceden unas tras otras en los Ghats, en donde esta prohibido hacer fotografías, ir con zapatos y fumar.
Todo estupendo, pero el gran regalo del día, fue toparnos con un fieston por la calle como una procesión con musicon, jóvenes bailando, banda de música, carro con enormes trompetas a modo de gramófonos con un teclista sonándolas, estandartes, caballos engalanados que eran una preciosidad y sobre ellos hombres igualmente ornamentados, para rematar con una Deidad sobre andanadas portada por mayores; ¡ah! Una fila de hombres por un lado y otra de mujeres por el otro.
El sol apretaba, la música ensordecedora, los jóvenes danzantes con blancas dentaduras reluciendo en esos bronceados rostros, flores volando por el aire….todo invitaba a la enajenación, a la alegría profunda, a la emotividad y ha mezclarte con ellos en esa catarsis místico-festiva pletorita de felicidad. Así lo hice y nunca lo olvidare.,

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